viernes, 18 de abril de 2014

La Casa de la Cascada

Arquitectura
025 – La Casa de la Cascada
Arquitectura para inspirar a la naturaleza

La Casa de la Cascada (Fallingwater) es una de las obras más influyentes del siglo XX. Encargada por el matrimonio Kaufman al arquitecto Frank Lloyd Wright, la casa se caracteriza por su armonioso diseño, en consonancia con la naturaleza, representada esta última por las cascadas y un frondoso bosque, todo en su conjunto transmite una sensación de tranquilidad y sosiego inigualable. La "Fallingwater" es mundialmente conocida por las fotografías que la ilustran desde la cascada, donde los balcones sobresalen del edificio principal con sus líneas rectas como puentes suspendidos sobre la cascada
Frank Lloyd Wright (1867-1959) es ampliamente considerado como el mejor arquitecto estadounidense, y a su vez, la "Casa de la Cascada" su obra maestra, así como una de los hitos principales de la arquitectura del siglo XX. Llamada «la residencia más famosa que se haya construido», se convirtió en un icono de la época tras ocupar la portada de la revista Time en enero de 1938. El American Institute of Architects la ha juzgado como «la mejor obra de la arquitectura estadounidense de la historia».
Diseñada entre 1934 y 1935, y construida durante los años 1936 y 1937 en Pensilvania, Fallingwater fue la casa de campo para Edgar Kaufmann, su esposa Liliane y su hijo Edgar Jr., dueños de unos grandes almacenes en Pittsburgh. Convertida en la casa de los fines de semana para la familia desde 1937 hasta 1963. Cuando el matrimonio Kaufmann murió, el hijo donó la Casa de la Cascada, junto con más de 600 hectáreas de terreno circundante, a la asociación Western Pennsylvania Conservancy. Desde 1964, año en que se abrió al público, la Casa de la Cascada ha recibido a cuatro millones y medio de visitantes (datos de 2011).
Fallingwater sigue los principios de arquitectura orgánica enfatizados por Wright en su escuela y estudio Taliesin. Básicamente consiste en integrar en una unidad (edificación) los factores ambientales del lugar, uso y función, materiales nativos, el proceso de construcción y el ser humano o cliente.
Nueve meses transcurrieron desde la primera vez que Wright viera el terreno hasta que plasmara que el proyecto viera la luz en un plano. Durante ese tiempo, se han documentado por los menos 3 visitas de Wright a Bear Run, en las que el maestro concibiera el edificio en su cabeza. Ni una sola línea fue dibujada en ese tiempo, ya que Wright solía decir "Concibe el edificio en la imaginación, no en el papel sino en la mente... Déjalo vivir allí-tomando forma definitiva gradualmente antes de comprometerse con el tablero de dibujo. Cuando aquella cosa viva para ti, comienza a planearlo con herramientas. No antes...". Así pues, nueve meses estuvo Fallingwater en la cabeza de Wright, y luego fue dibujada en tan sólo 140 minutos. Durante ese lapso, muchos elementos hubieron de confluir en la mente de Wright para producir un resultado tan peculiar: desde sus trabajos previos en la Casa Robie, la Casa Gale o el Taliesin hasta la propia influencia de los arquitectos europeos. Desde las formas suavizadas y terrosas de San Ildefonso Pueblo que le fascinaban, hasta los dibujos japoneses de cascadas que coleccionaba producto de su viaje a Japón.






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