Arquitectura
025 – La Casa de la Cascada
Arquitectura para inspirar a la
naturaleza
La Casa de la Cascada
(Fallingwater) es una de las obras más influyentes del siglo XX. Encargada por
el matrimonio Kaufman al arquitecto Frank Lloyd Wright, la casa se caracteriza
por su armonioso diseño, en consonancia con la naturaleza, representada esta
última por las cascadas y un frondoso bosque, todo en su conjunto transmite una
sensación de tranquilidad y sosiego inigualable. La "Fallingwater" es
mundialmente conocida por las fotografías que la ilustran desde la cascada,
donde los balcones sobresalen del edificio principal con sus líneas rectas como
puentes suspendidos sobre la cascada
Frank Lloyd Wright
(1867-1959) es ampliamente considerado como el mejor arquitecto
estadounidense, y a su vez, la "Casa de la Cascada" su obra maestra,
así como una de los hitos principales de la arquitectura del siglo XX.
Llamada «la residencia más famosa que se haya construido», se convirtió en un
icono de la época tras ocupar la portada de la revista Time en enero de 1938.
El American Institute of Architects la ha juzgado como «la mejor obra de
la arquitectura estadounidense de la historia».
Diseñada entre 1934 y
1935, y construida durante los años 1936 y 1937 en Pensilvania, Fallingwater
fue la casa de campo para Edgar Kaufmann, su esposa Liliane y su hijo Edgar
Jr., dueños de unos grandes almacenes en Pittsburgh. Convertida en la casa de
los fines de semana para la familia desde 1937 hasta 1963. Cuando el matrimonio
Kaufmann murió, el hijo donó la Casa de la Cascada, junto con más de 600 hectáreas
de terreno circundante, a la asociación Western Pennsylvania Conservancy.
Desde 1964,
año en que se abrió al público, la Casa de la Cascada ha recibido a cuatro
millones y medio de visitantes (datos de 2011).
Fallingwater sigue los
principios de arquitectura orgánica enfatizados por
Wright en su escuela y estudio Taliesin. Básicamente
consiste en integrar en una unidad (edificación) los factores ambientales del
lugar, uso y función, materiales nativos, el proceso de construcción y el ser
humano o cliente.
Nueve
meses transcurrieron desde la primera vez que Wright viera el terreno hasta que
plasmara que el proyecto viera la luz en un plano. Durante ese tiempo, se han
documentado por los menos 3 visitas de Wright a Bear Run, en las que el maestro
concibiera el edificio en su cabeza. Ni una sola línea fue dibujada en ese
tiempo, ya que Wright solía decir "Concibe el edificio en la imaginación,
no en el papel sino en la mente... Déjalo vivir allí-tomando forma definitiva
gradualmente antes de comprometerse con el tablero de dibujo. Cuando aquella
cosa viva para ti, comienza a planearlo con herramientas. No antes...".
Así pues, nueve meses estuvo Fallingwater en la cabeza de Wright, y luego fue
dibujada en tan sólo 140 minutos. Durante ese lapso, muchos elementos hubieron
de confluir en la mente de Wright para producir un resultado tan peculiar:
desde sus trabajos previos en la Casa Robie,
la Casa Gale
o el Taliesin
hasta la propia influencia de los arquitectos europeos. Desde las formas
suavizadas y terrosas de San Ildefonso
Pueblo que le fascinaban, hasta los dibujos japoneses de cascadas
que coleccionaba producto de su viaje a Japón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario