sábado, 19 de abril de 2014

Intención paradójica

Conductas
027- Intención paradójica
Técnica contra fobias y ansiedad

Existe una técnica en psicoterapia llamada intención paradójica, se trata de indicar al paciente lo contrario de lo que se pretende, es algo así como prescribirle el síntoma que deseas eliminar. Un ejemplo de esta técnica es el libro de Paul Watzlawick 'El arte de amargarse la vida'. El autor, un psiquiatra austriaco, nos propone ejercicios para hacernos más hipocondríacos o para volvernos más paranoides. Así, caricaturizando algunos comportamientos humanos que nos hacen sufrir y nos llevan al trastorno psíquico, consigue mostrarnos el error y evitar que sigamos por ese camino. Es un ejemplo de la utilización del humor en la psicoterapia.
El humor permite o facilita algo fundamental para la salud mental: relativizar las cosas, no dramatizarlo todo en exceso. Las personas que tienen como actitud de fondo en la vida el sentido del humor tienden a tomarse las cosas por el lado bueno y se ríen hasta de su sombra. Otros son más serios y todo lo ven grave, severo o solemne. El humor es una virtud, y muy valiosa, que adorna a algunas personas. Wenceslao Fernández Flores decía que el humor es, sencillamente, una posición ante la vida. El humor se toma del brazo de la vida y se esfuerza en llevarla ante su espejo cóncavo o convexo, en el que las más solemnes actitudes se deforman hasta un límite que no pueden conservar su seriedad.
La intención paradójica es uno de los métodos más rápidos, más poderosos y menos comprendidos para cambiar la conducta. Mediante una serie de instrucciones que llamamos “paradójicas” se han conseguido éxitos significativos en trastornos concretos como pueden ser la dificultad para dormir, el morderse las uñas y el tartamudeo (disfemia) entre otros.
Los principios teóricos se basan originalmente en las técnicas de la Terapia Breve del psiquiatra Milton H. Erickson y la logoterapia de Victor Frankl.
La denominación de “paradójica” no es gratuita sino que delata la auténtica naturaleza del sistema. Se trata de pedirle al paciente que haga precisamente lo que es objeto de malestar psicológico. Si una persona no puede dormir le pediremos que deje de hacerlo durante un tiempo o unas horas determinadas. Si un niño se muerde las uñas le exigiremos que lo haga durante más tiempo o durante intervalos más largos. Si un joven tartamudea y eso le crea gran ansiedad, le obligaremos a que tartamudee con mayor frecuencia y durante más tiempo de forma voluntaria.
Son procedimientos construidos para sorprender. Son contrarios a las expectativas de los pacientes sobre su visión de la naturaleza de la función de la terapia.
La técnica parece de entrada irresponsable y contraria al sentido común. No se entiende como potenciando lo que se intenta erradicar se va a solucionar el problema.

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